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Alejandro Aguado, un viajero en el tiempo

El escritor comodorense vuelve a la carga con su particular manera de reconstruir la historia regional, esta vez, con un cómic donde realza el trabajo de los primeros paleontólogos en la Patagonia. Investigador, historietista, aventurero, mensajero y protagonista de sus andanzas. Sigue siendo un niño jugando en el campo, o perdido entre hojas y lápices de colores.

“Búsqueda y estudio de dinosaurios en la Patagonia central. El cómic con la historia del primer grupo de paleontólogos de Patagonia” (Editorial Universitaria), será presentado este sábado a las 18:30 en el Museo Ferroportuario, en el marco de la 10ª Feria Internacional del Libro de Comodoro Rivadavia.

PATAGONIA EN ESCENA charló con su autor Alejandro Aguado, quien nos llevó a un viaje en el tiempo, recorriendo parte de su obra, desde sus inicios, pero empezando por su más reciente lanzamiento.

«Búsqueda y estudio de dinosaurios en la Patagonia central» es el nuevo libro de Alejandro Aguado.

– ¿Cuánto te llevó hacer este libro?

Llevó dos años hacerlo. Se adaptó a un libro que escribió el jefe de paleontólogos de la Universidad local, que cuenta la historia del grupo desde el ‘83 hasta el ‘97. Me pidieron si podía hacerlo en historieta y lo hice. Le cambié el lenguaje. Entonces cuento sus anécdotas, tienen historias riquísimas, con descubrimientos de nivel mundial. Eso se conoce poco y esto sirve para difundir su historia, para revalorizar lo nuestro, a los científicos locales, y también mostrar que la parte científica está en una aventura.

– Tu manera de encarar las obras, como historietista o como escritor en general, también resulta una aventura.

Y sí, porque las investigaciones que hice desde el ‘95 en adelante fueron como una aventura también: un aprendizaje para mí mismo y después conocer el mismo territorio como una aventura, su gente, los lugares, recorriendo. En el ‘95 empecé por la costa y llegué hasta la Cordillera de Los Andes, yendo lugar por lugar.

– ¿Qué número de libro es este? Tenés varios.

Tengo como 28, porque algunos van por la tercera o cuarta edición, y cuando reedito un libro es como un libro nuevo, porque sigo investigando y todo se actualiza, como este que saqué ahora, “Patagonia fantástica”, que trata sobre seres fantásticos que aparecen en la actualidad. Es un libro con el mismo nombre, pero completamente nuevo, con más color, más personajes, más historias. Es la tercera edición, ampliada y renovada.

«Patagonia fantástica» va por su tercera edición y es, prácticamente, un libro nuevo.

– Son historias que, si no las contás vos, no se conocen. Quedan solo en el boca a boca de cada lugar.

En realidad fue eso. Cuando empecé a recorrer los campos de Chubut, de Santa Cruz, conocí muchas historias como las apariciones de la Luz Mala, el Hombre de Negro. Y esas historias se repetían en Río Negro, Neuquén, Chubut, Santa Cruz. Empecé a ver que había una mitología actual, que se repetían los personajes, cada uno con personalidades definidas.

– ¿Te cruzaste con alguno de esos bichos alguna vez?

¡Sí! (risas). Hubo varios. En 2016, la gente de Audiovisuales de la Universidad me propuso hacer un documental basado en el libro. Entonces los llevé a recorrer muchos de estos lugares. Nos decían que cerca de Gobernador Costa, en un campo, aparecía la Luz Mala. Fuimos y a la noche filmamos a tres en vivo, durante una hora. Y andaban dando vueltas ahí, ¿viste? Quedó filmado con tres cámaras. Es re impactante. Después está el Viento Vivo, que no es solo un remolino, sino que es un ser que te ataca. Y todo tiene que ver con lugares donde hay algo indígena: un picadero, pinturas rupestres, asentamientos viejos de tolderías, cementerios.

– El hecho de indagar nuestra historia de una manera tan particular, te distingue. Calculo que esa curiosidad la tenés desde chico. ¿Cómo fueron tus inicios?

Yo empecé haciendo historietas. Era muy común ir a cualquier casa y ver una pila de historietas, ibas a los kioscos y tenías 15, 20 títulos de historietas para elegir. Y empecé a interesarme por la historia regional porque la veía parecida al far west norteamericano. Después, recorriendo el campo, encontré pueblos abandonados que estuvieron unidos por el ferrocarril. Y un libro fue llevando a otro. Ahí surgió Cañadón Lagarto, un pueblo que estaba entre Comodoro y Sarmiento, que llegó a ser más importante que Comodoro económicamente. Hoy ya no existe. Me llevó quince años encontrar fotos. Después llegué hasta la Cordillera, reconstruyendo historias de los exploradores, de las tribus indígenas. Hasta mi propia historia personal encontré ahí, porque mi abuela materna venía de la zona de Facundo. Mientras reconstruía la historia de la región, encontré donde estaba el lote de mi abuela. Su papá era gallego, pero se había casado con una tehuelche. Entonces terminé encontrándome con raíces tehuelches, que están emparentadas con un explorador del Perito Moreno que se quedó en la zona.

– Seguramente, siempre estás craneando una nueva publicación. ¿Tenés algo consistente, como para decir “esto es lo que se viene”?

Se están elaborando tres libros más. En este momento podría editar dos, pero los tengo en la gatera. Lo que pasa es que hoy está muy complicado publicar. Falta papel a nivel mundial, los costos aumentan todo el tiempo, vas a cobrar lo que vendiste y no te alcanza para imprimir. Está terrible, pero es un problema mundial.

¿Hace cuánto viene pasando esto?

Empezó con la pandemia, con la utilización de mucho papel para las encomiendas, hasta que no hubo más abastecimiento. Encima, en Argentina tenemos el problema que hay una sola importadora y pone el precio que quiere. Además, el papel que se produce en el país lo tienen acaparados los dos principales diarios. Entonces, cuando llega el papel te dicen “bueno, se puede imprimir tanto… Si querés…”. Está muy complicado.

Por Lorenzo Martins

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