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Mario Canales y su “Diluvio” de resistencia al olvido

El director habló sobre el significado universal de la particular obra de teatro de Puerto Deseado. También se refirió al duro momento que vive la cultura, debido al cierre de importantes instituciones. La historia de un pueblo abandonado y la esperanza de los que quedan para refundarlo, hoy transmuta en metáfora. “Hay que seguir luchando por lo que consideramos que es justo. Hay que hacer una revolución artística”, sentenció.

La obra de teatro “Diluvio”, de Puerto Deseado, pasó nuevamente por Comodoro Rivadavia. Esta vez, en el contexto de una gira que incluyó a Rada Tilly y Sarmiento durante Semana Santa.

PATAGONIA EN ESCENA asistió a la presentación realizada en el barrio Astra y habló con su director, Mario Canales, sobre esta pieza teatral santacruceña que tiene la particularidad de desarrollarse al aire libre, entre cañadones, donde el público disfruta desde sus reposeras o banquitos, o simplemente de pie.

También hubo lugar para la reflexión sobre el difícil momento que atraviesa la cultura en Argentina, debido a las medidas del Gobierno nacional que derivaron en el cierre del Instituto Nacional del Teatro y del Fondo Nacional de las Artes.

“Diluvio”, que ya va por su quinta temporada y formó parte del último Festival Nacional de Teatro en Chaco, habla de los pueblos patagónicos olvidados. Está basada en la historia de Puerto Deseado, en los sueños frustrados y postergados.

Con humor y una fuerte carga emotiva, Domingo Baio (en el papel de Ortúzar) y Sandro Lincomán (Bevaqua) interpretan a dos hombres que han quedado solos en el pueblo, al que quieren refundar con una serie de ideas disparatadas. Solo se tienen el uno al otro, y en ellos se sostiene la esperanza de volver a ver viva su tierra.

REINVENTARSE EN LA PANDEMIA

Canales recordó cómo nació la obra y cómo se reinventó en la pandemia. “La estrenamos dentro de un teatro, pero la pandemia obligó a que se haga afuera. Recorriendo cañadones de Deseado, caminando, dijimos ‘¿por qué no la actuamos en un cañadón y que venga la gente a verla?’. Hoy, si la queremos hacer en un teatro, no funciona para nada, porque ya ha agarrado un color acá afuera, con el humo, con los aromas, con el viento, con los colores”, reconoció.

ENCONTRAR HISTORIAS EN LA NADA

La obra nació, justamente, de “un diluvio de ideas” que le propusieron al director. “En un curso que hice con un dramaturgo de Buenos Aires, que se llama Alejandro Robino, yo estaba escribiendo otra obra y me dice ‘no, Mario, ¿por qué no escribís algo de tu pueblo?’, y yo le digo ‘en mi pueblo no hay historias para contar’. Y él me sugiere el título, porque me dice ‘quiero que hagas un diluvio de ideas’”, rememoró.

“Entonces, empiezo a poner todas las ideas que alguna vez escuché de mi pueblo: que va a volver el ferrocarril, que tenemos que hacer un puente para pasar al otro lado, que pongamos pingüinos en la ruta porque la gente los va a ver y va a entrar, que hagamos esto, hagamos esto otro… Cuando se lo acerco, me dice ‘acá hay una obra para contar, hay historias de vecinos’. Le comento que nuestros hijos se van a estudiar afuera y me dice ‘eso lo tenés que decir’”, rescató.

SENTIRSE REFLEJADOS

La obra terminó siendo un ejemplo de identificación, no solo en la localidad santacruceña. “Empezamos a hacerlo humorístico. Y los vecinos en Deseado se sentían muy identificados, porque dicen ‘esta es nuestra historia’. Pero en Sarmiento también dicen ‘es nuestra historia’, porque con el ferrocarril pasó lo mismo, porque los hijos se van, y acá pasa algo parecido. La hemos hecho en el Chaco y la gente también se siente identificada. Creo que es universal. Uno quiso hablar de su pueblo y de su historia, pero un poco nos pasa a todos”, afirmó.

La próxima presentación de “Diluvio” tendrá lugar en El Calafate, el 8 de mayo. “Se hace el primer festival internacional en El Calafate y nos han invitado. Fuimos el único elenco de Santa Cruz seleccionado, así que estamos más que orgullosos”, señaló.

“HAY QUE HACER UNA REVOLUCIÓN ARTÍSTICA”

Mario Canales dirige, además, obras como “Cupido”, que ya se presentó en Comodoro Rivadavia, y “A diario”, que el año pasado representó a Santa Cruz en el segundo puesto en la Fiesta Nacional de La Rioja, y que podría llegar a Comodoro y Rada Tilly próximamente.

En este camino recorrido le tocó encontrarse con un gran escollo, como a todos los que hoy experimentan en carne propia una cultura desprotegida por el Gobierno nacional, pero lo afronta con una resistencia inclaudicable.

“Lo vivimos tristes pero con lucha. Tristes porque creemos que había muchos derechos ganados, que por suerte los estábamos disfrutando. El Instituto Nacional del Teatro era muy federal. Esta obra nace gracias al Instituto, que nos da un subsidio para comprar la ropa, los elementos y demás. Además, nos ha auspiciado giras, festivales. Ahora no está. Entonces, lo hacemos a pulmón, tratando de venir como podemos”, admitió.

“Lo que sí, nos hemos jurado con los chicos no dejar de hacer teatro. Ahora no está el Estado, no nos apoya. La verdad, es doloroso, pero vamos a seguir luchando para que apoyen los municipios, las provincias, Nación. La cultura es revolucionaria y es la que más tiene que salir a combatir, no quedarse de brazos cruzados o lamentándose. En algún momento lo vamos a volver a tener. Ahora hay que aguantar y seguir luchando por lo que consideramos que es justo. Hay que moverse igual. Hay que hacer una revolución artística”, sentenció.

Nota: Lorenzo Martins

Fotos: Aylén Martins

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