En el “Metal Union Fest” hubo aguante de verdad
El festival que se realizó en Comodoro Rivadavia, con A.N.I.M.A.L. y Arde La Sangre como cabezas de cartel, se retrasó muchísimo más de la cuenta y terminó a la hora de ir a trabajar. Plegarias y los locales Razzia y Dagdar también formaron parte de una verdadera fiesta metalera donde, a pesar de la tediosa espera, el público disfrutó a pleno de cada performance. Una entrega total se vivió arriba y abajo del escenario.
Eran las 19:20 del domingo 1 de octubre y estábamos arribando a “Ele Multiespacio”, creyendo que llegábamos tarde a una cita que debía comenzar a las 19:00, con apertura de puertas programada una hora antes. Pero en la entrada nos dicen “se retrasó todo, vamos a abrir a las 20:30”. Cada una de las cinco bandas tenía su sonido propio, lo que marcaba el profesionalismo instaurado para el “Metal Union Fest Patagonia”, pero una falla en los horarios pautados provocó un desfasaje insalvable.
La temperatura era agradable, así que, entre charlas y alguna escapada al kiosco para comprar un sándwich y algo para tomar, los minutos transcurrieron sin mayores contratiempos. ¡Hasta el viento se había apiadado!
A medida de que se acercaba el “nuevo” horario de ingreso al local, la cantidad de público se incrementaba (con muchos adolescentes incluidos, ya que el evento era apto para mayores de 13 años), y la llegada de las trafic que trasladaban a A.N.I.M.A.L., Arde La Sangre y Plegarias aumentaba la manija. Los músicos pasaban saludando con una sonrisa y recibían el aliento respetuoso de la gente.
Las puertas se abrieron recién a las 21:15 (más de tres horas después de lo programado), pero aún quedaba mucho por esperar, entre chequeos de sonido y algunos reclamos por la tardanza.
DAGDAR ENCENDIÓ LA LLAMA
Por fin, el festival comenzó a las 22:45 con Dagdar. Al trío comodorense de heavy metal neoclásico y hard rock le tocó calentar el escenario en una velada donde predominaban estilos más “agresivos”, musicalmente hablando. Su propuesta fue bien recibida y su show de media hora fue contundente y prolijo, con mayoría de canciones propias y un cierre con “Callejero”, de Rata Blanca, una marcada influencia en la banda.

RAZZIA DESATÓ EL POGO
A las 23:30 les llegó el turno a los también locales Razzia, quienes regalaron 30 minutos de furia thrashera argenta. A esa altura, el público ya había entrado en calor y la pionera banda del metal comodorense no defraudó. Como es su costumbre, arremetió con un arsenal de temas que invitaron al pogo y a corear hasta los riffs.
La interminable espera ya había valido la pena, sobre todo, por la paciencia del público, algo que todas las bandas agradecieron a lo largo de la noche-madrugada, y no solo por lo que habían demostrado hasta esa altura los grupos locales, sino también porque ambos pudieron contar con el mismo sistema de iluminación y pantallas que las bandas estelares.

PLEGARIAS LLEGÓ DE VISITANTE Y SE FUE COMO LOCAL
Poco antes de las 00:30, ya entrados al lunes, saltó al escenario Plegarias, una de las agrupaciones que vienen dejando su huella en el metal emergente nacional. Los oriundos del conurbano bonaerense ofrecieron un show poderoso de thrash-groove y se metieron a la gente en el bolsillo.
El carismático y versátil vocalista Ale Sala comandó una artillería demoledora que sorprendió a quienes no estaban muy al tanto de lo que podían dar estos muchachos, que, más allá de meter al ángulo un medley de Sepultura, se ganaron al público con una performance asesina de temas propios a lo largo de 40 minutos. Hasta se sacaron una foto con la hinchada de fondo, anhelando regresar.

ARDE LA SANGRE ESTREMECIÓ LOS CIMIENTOS
El reloj marcaba la 1:35 y Arde La Sangre se apoderó de las tablas contagiando adrenalina, con los músicos enfundados en negro y un encapuchado “Corvata” tomando el centro del escenario. La expectativa se transformó en locura general, entre quienes esperaban ver a la nueva banda de Marcelo Corvalán y Hernán Langer, los ex Carajo que, esta vez, volvían totalmente renovados a Comodoro. Las animaciones en pantalla, la coordinación lumínica y un sonido envolvente, que con sus graves por momentos hizo estremecer a más de uno, confluyeron en un espectáculo de nivel internacional.
A “Corvata” (voz y bajo) y “Tery” (guitarra y coros), se le suma el polifuncional Luciano “Tano” Farelli en guitarra, sintetizadores, teclados, programaciones y coros, junto a Ignacio “Nacho” Benavides cumpliendo un rol soberbio en batería. Un combo perfecto para un estilo de metal moderno, power rock y nü metal, con algunas obvias reminiscencias de Carajo pero con vida absolutamente propia.
La ocasión fue perfecta para estrenar en vivo su más reciente tema, “O.B.D.C.”, que había sido lanzado dos días antes de esta presentación. El recibimiento fue como si se tratara de un clásico.
Y si hablamos de clásicos, no podían faltar algunas gemas de Carajo. Así es que sonaron “Libres”, “El error”, “Sacate la mierda” y “Joder”, más el acertadísimo medley de Pantera, para terminar de darle forma a un set directo al hueso, de casi una hora y media. “Corvata” prometió volver ante un público que los despidió con un sentido “olé… olé… olé… olééé… Ardeee… Ardeee”.


A.N.I.M.A.L. VOLVIÓ A DEJAR TODO EN FAMILIA
Esa adrenalina tenía que bajar, y una espera de 40 minutos cumplió la premisa, con gente sentada o acostada, sobre todo los más exhaustos de tanto poguear y saltar. Había que volver a dejarlo todo y así fue, cuando A.N.I.M.A.L. irrumpió en el escenario a las 3:40 con “Milagro”. Las primeras líneas de bajo de “Titi” Lapolla incitaron al agite, que se enardeció cuando explotó el tema con los riffs de Andrés Giménez y la batería de Marcelo Castro. “Revolución” y “Sol” mantuvieron el clima saltarín, todo acompañado por los sintetizadores y programaciones que suma a esta nueva etapa la banda fundada en 1991.
A partir de allí, el ida y vuelta del frontman con el público fue constante. Primero recordó que no tocaban en Comodoro desde 2018, cuando se presentaron junto a Malón y Horcas, pero también rememoró la primera vez que pisaron la tierra de los vientos y el cantito “Comodoooro, Comodoooro…”, que fue seguido por los asistentes.
Continuaron con “Combativo”, dieron un respiro con “Aura” y arremetieron con el furioso “Barrio patrón”. Arrasaron con “Latino América”, “Escrito con sangre”, “Gritemos para no olvidar” y, cuando llegó el momento de “Loco Pro”, se esfumaron las esperanzas de que “Corvata” se subiera a compartir escenario con su ex banda.
Pero la fiesta ya estaba asegurada, y cuando sonó “Familia (es la oportunidad)” volvió a evidenciarse ese marcado sentido de pertenencia. “Fin de un mundo enfermo” revivió las primeras épocas de A.N.I.M.A.L. y para “Poder Latino”, Andrés Giménez invitó a cantar a una chica del público, reforzando ese lazo que une a la banda con sus seguidores.
“El nuevo camino del hombre”, “Lejos de casa” y “Guerreros urbanos” conformaron el tridente implacable que precedió a un final a puro coro de la hinchada. Para la ocasión, se sumó Ale Sala, cantante de Plegarias. El emblemático “Solo por ser indios” y el controversial “Cop Killer”, terminaron por dejar sin aliento a todos los presentes.
“Ya está para tomar unos mates”, bromeó Andrés, haciendo referencia al horario de cierre del “Metal Union Fest Patagonia” (las 5:00 de la mañana y monedas), lo que motivó a que algunos asistentes tuvieran que retirarse mucho antes del final. La foto con el público de fondo, el agradecimiento por el aguante y más fotos y charlas después del show, le pusieron el broche a un festival donde triunfó el metal, la camaradería y, sobre todo, la paciencia.


Por Lorenzo Martins.
Fotos: Aylén Martins.
AGRADECEMOS A “LA ROCKERÍA” POR LA ACREDITACIÓN Y PREDISPOSICIÓN.